Sé el director de tu vida:
Una de las maneras en que nos hacemos dependientes de los demás es no escuchar lo que en realidad somos y, en consecuencia, lo que queremos. Cuando alguien te proponga algo, tómate un tiempo para sentir qué es lo que tú quieres antes de responder. No reacciones impulsivamente. Déjate sentir también qué es lo importante para ti en la vida e intenta diferenciarte de lo que se supone que tendrías que querer o de lo que otros creen que tendrías que hacer.
Juzgar constantemente a las personas que nos rodean obstaculiza las relaciones porque trazamos una línea que nos separa de ellas. Por el contrario, desarrollar la empatía y la aceptación hacia los otros nos ayuda a acercarnos a los demás y a verlos tal como son.
Todos deseamos sentirnos plenos, vivir el presente intensamente y brillar como personas con todas nuestras fuerzas. Ésa es nuestra naturaleza esencial. Para recuperarla, hay que aprender a sosegar la mente, a ser flexibles y a responder desde el amor y no desde el miedo.
La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo.
Asumir la responsabilidad significa no culpar nunca a nadie por lo que uno es, hace, tiene o siente.
No fracaso si no lo consigo… el verdadero éxito es haberlo intentado.
Nada es tan importante.
La acción es la clave de tu éxito.
Decir “sí” es todo un antídoto de nuestro miedo.
El reconocimiento del dolor es muy importante: negarlo es mortífero.
Cuando damos desde una posición de amor, más que desde una de esperanza, suele ocurrir que se nos devuelve más de lo que habíamos imaginado.
Debes ser como lo que quieres atraer. Sé como una de ésas personas de quienes querrías rodearte.
Tenemos derecho a que nuestras necesidades sean satisfechas. Sin embargo, de nada nos sirve enfadarnos si alguien no las satisface.
¿Por qué empeñarse en tener razón en vez de ser feliz aunque no se tenga razón?
La gran alegría de la vida es sentirse utilizado con una finalidad reconocida por uno mismo como poderosa, el ser una fuerza de la naturaleza en vez de un pequeño terrón febril y egoísta de achaques y lamentos que se queja de que el mundo no se consagra a hacerle feliz. Opino que mi vida pertenece a toda la comunidad y, mientras viva, mi privilegio es hacer por ella todo lo que pueda. Quiero morir totalmente consumido, porque cuanto más trabajo, más vivo. Me regocijo con la vida por la vida misma. La vida no es para mí una vela fugaz. Es una suerte de antorcha espléndida que debo enarbolar en este momento y quiero que arda de la forma más luminosa posible antes de pasarla a manos de las generaciones futuras.
Si no enfocamos en forma consciente y consistente nuestra faceta espiritual, nunca experimentaremos la clase de alegría, satisfacción y conexión que todos estamos buscando.
Sé quien quieras ser y vive la vida del modo que realmente desees vivirla. Libérete del miedo que te atenaza.
Una de las maneras en que nos hacemos dependientes de los demás es no escuchar lo que en realidad somos y, en consecuencia, lo que queremos. Cuando alguien te proponga algo, tómate un tiempo para sentir qué es lo que tú quieres antes de responder. No reacciones impulsivamente. Déjate sentir también qué es lo importante para ti en la vida e intenta diferenciarte de lo que se supone que tendrías que querer o de lo que otros creen que tendrías que hacer.
Juzgar constantemente a las personas que nos rodean obstaculiza las relaciones porque trazamos una línea que nos separa de ellas. Por el contrario, desarrollar la empatía y la aceptación hacia los otros nos ayuda a acercarnos a los demás y a verlos tal como son.
Todos deseamos sentirnos plenos, vivir el presente intensamente y brillar como personas con todas nuestras fuerzas. Ésa es nuestra naturaleza esencial. Para recuperarla, hay que aprender a sosegar la mente, a ser flexibles y a responder desde el amor y no desde el miedo.
La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo.
Asumir la responsabilidad significa no culpar nunca a nadie por lo que uno es, hace, tiene o siente.
No fracaso si no lo consigo… el verdadero éxito es haberlo intentado.
Nada es tan importante.
La acción es la clave de tu éxito.
Decir “sí” es todo un antídoto de nuestro miedo.
El reconocimiento del dolor es muy importante: negarlo es mortífero.
Cuando damos desde una posición de amor, más que desde una de esperanza, suele ocurrir que se nos devuelve más de lo que habíamos imaginado.
Debes ser como lo que quieres atraer. Sé como una de ésas personas de quienes querrías rodearte.
Tenemos derecho a que nuestras necesidades sean satisfechas. Sin embargo, de nada nos sirve enfadarnos si alguien no las satisface.
¿Por qué empeñarse en tener razón en vez de ser feliz aunque no se tenga razón?
La gran alegría de la vida es sentirse utilizado con una finalidad reconocida por uno mismo como poderosa, el ser una fuerza de la naturaleza en vez de un pequeño terrón febril y egoísta de achaques y lamentos que se queja de que el mundo no se consagra a hacerle feliz. Opino que mi vida pertenece a toda la comunidad y, mientras viva, mi privilegio es hacer por ella todo lo que pueda. Quiero morir totalmente consumido, porque cuanto más trabajo, más vivo. Me regocijo con la vida por la vida misma. La vida no es para mí una vela fugaz. Es una suerte de antorcha espléndida que debo enarbolar en este momento y quiero que arda de la forma más luminosa posible antes de pasarla a manos de las generaciones futuras.
Si no enfocamos en forma consciente y consistente nuestra faceta espiritual, nunca experimentaremos la clase de alegría, satisfacción y conexión que todos estamos buscando.
Sé quien quieras ser y vive la vida del modo que realmente desees vivirla. Libérete del miedo que te atenaza.
1 comentario:
Hola, es una guía muy valiosa ésta 'Sé el director de tu vida'. Cada una de las frases contiene claves para ser feliz, en el momento que las leo, aparece la luz en mi interior. Gracias
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